Debido a las críticas que recibió mi entrada sobre la campaña antiprostitución de Sevilla, estaba un poco reacia a comentar esta noticia que ha llegado esta mañana a mis oídos. Sin embargo, no he podido resistirme; sobre todo después de conocer el blog de las perpetradoras y echarme unas risas con él.

¿Qué es el pixing?



Pues para todo el que no esté familiarizado con el catalán, aclararé que pixar significa literalmente mear.

El Pixing es un invento de un grupo barcelonés denominado Subcity. Esta iniciativa pretende conseguir dos objetivos. El primero y, a mi entender, el loable, consiste en darle un tirón de orejas al Ayuntamiento de la Ciudad Condal con el tema de los sanitarios públicos, los cuales, aparte de ser escasos, se pudren en su inmundicia. El segundo objetivo, de nuevo bajo mi punto de vista, es el irrisorio. Además, lamentablemente, engloba el punto de vista de la campaña en su totalidad, por lo que la convierte en una de las iniciativas más grotescas que he escuchado en los últimos tiempos:

Pixing es una manera de contribuir a la lucha feminista, centrándose en las formas cotidianas de sexismo a las que todas las mujeres somos expuestas día a día. Hacer pis en la calle, además de estar generalmente desaprobado por las autoridades, quienes penalizan el acto sin dar soluciones, está doblemente prohibido para las mujeres. ¿Por qué los hombres lo hacen tan orgullosamente mientras para nosotras es un símbolo de vergüenza? ¿Qué es lo que tenemos que esconder y de quién?


Prefiero no plantearme una hipotética respuesta para esta última pregunta lanzada al aire, pero no puedo evitar opinar sobre el manifiesto. Si el feminismo se trata de esto, me proclamo antifeminista en este mismo instante. El que mea en la calle es un cerdo, independientemente de su sexo; ya sea un anciano con problemas de próstata, como un padre (o una madre) que pone a hacer pis al hijo (o a la hija) en el árbol de turno teniendo unos servicios a mano (entiéndase el sarcasmo parentético). Las mujeres tenemos una doble barrera a la hora de hacer las puercas en mitad de la calle, que no es ni más ni menos que la constitución de nuestro aparato urinario en comparación con aquel de los hombres.

Como mujer, me siento insultada al saber que mis derechos, los que de verdad son vulnerados, están representados y defendidos por grupos de feministas cada vez más radicales y ridículas.

Alguien debería explicarles a las del pixing por qué usamos bragas en lugar de calzoncillos. Mientras tanto, que algún alma caritativa encargue unas cajas de esto a nombre de la organización.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Amén o.o