Condenan a un peligroso pervertido de 33 años a diez días de prisión y a pagar una multa de 40 euros por el gravísimo delito de haber mirado con insistencia a la señora que viajaba enfrente de él en un tren.
Sucedió en Italia y la víctima, una mujer de 55 años, expuso ante el tribunal con todo género de detalles la brutal agresión de la que había sido objeto. Se encontraba a bordo del tren regional Sondrio-Lecco-Milano cuando el joven en cuestión se sentó a su lado, obligándola a retirar su bolso y gabardina del asiento y pegándose a su anatomía más de lo que a su entender la decencia aconseja. Pero la cosa no quedó ahí. Al día siguiente, el criminal no sólo reincidió en su comportamiento sino que lo hizo con agravantes: se sentó en un asiento frente a su víctima y se pasó todo viaje clavando los ojos (probablemente inyectados de sangre) en el pecho. No dijo ni una sola palabra, no hizo ningún intento de acercamiento físico o verbal. El depravado se limitó a mirar fija e insistentemente la delantera de la pobre mujer que, sin dejarse intimidar y en un gesto de gran valentía, al concluir el viaje se dirigió a un agente de la policía ferroviaria y denunció al peligroso sujeto.
el criminal asegura que no pretendía molestar a la señora y que si la miraba era porque, dada la posición de su asiento, no le quedaba otro remedio. El juez no se ha dejado ablandar por esos inverosímiles argumentos y ha dictado una dura pena contra él: diez días de cárcel y 40 euros de multa.
Vía elmundo
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