Quién no recuerda a Lordi y su magnífico Hard Rock Hallelujah.
Esos entrañables y siniestros personajillos que en 2006 arrasaron en el certamen de Eurovisión con su carisma y su estilo innovador.
Pues bien, ¿qué pasaría si a la originalidad del Chiki chiki le añadieramos la brutalidad de una batería y la distorsión desbocada de guitarras eléctricas?
Que nos quedaría, más o menos, algo así:
El éxito está asegurado.
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