El otro día discutiendo sobre "de todo un poco" con un amigo pseudo-nintendero o "casual", porque todo en esta vida hay que encuadrarlo en una patética tribu, me comentaba que no se había arrepentido en ningún momento desde el día en el que adquirió su Nintendo DS Lite: "es barata, entretenida y estéticamente llamativa", me comentaba. Yo, que soy más de la vieja escuela, prefiero mi PSP, ya que conserva el espíritu del videojuego como videojuego y nunca como un sustitutivo de la vida real.

No obstante, en cuanto comenzamos a hablar de cifras, ventas y éxito tuve que darle la razón. Su DS se llevaba de calle las ventas en el mercado electrónico más importante del mundo, Japón.

Aún así y pese a sus demoledores datos apostillé que la estrategia de Nintendo era casi "competencia desleal" y es que con su genial estrategia de promoción y venta había conseguido engatusar a tres generaciones distintas: con CatZ, DogZ, DolphinZ, HamsterZ, HorseZ y "ComprameunaNintendonuevaqueherayadolapantalladetantoacariciaralperroZ", atrapó a los peques de la casa. Juegos como Zelda, Guitar Hero on Tour o el más que trillado Super Mario Karts hacían las delicias de los adultos que habían crecido acompañados de sus héroes. Y por último, títulos como Brain trainer, Training For Your Eyes, English Training y demás "bacalás" de la Touch! Generation engancharon al mercado más difícil, los padres y abuelos.

Esta mañana, buscando carne fresca con la que alimentar al blog me topé con una imagen que me hizo recordar aquella discusión y me hizo pensar: "¿Será este el camino que debe seguir Sony para recuperar su hegemonía?":


Y de repente tuve miedo v_v

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