Renfe vende más billetes de los disponibles y obliga a decenas de personas a viajar en el pasillo
reza un titular del mes pasado de La Voz de Galicia.

Aprovecho este huequito para reivindicar los derechos de los usuarios/víctimas de la empresa española de servicios de transporte ferroviarios.

Cuando era pequeña me encantaba viajar en tren, al parecerme éste un medio de transporte que desprendía cierta magia. Hacer viajes de larga distancia colgada del cristal, admirando los cambios de paisaje a lo largo de nuestra extensa geografía era, sin duda, una parte emocionante de las esperadas vacaciones. Ahora que soy mayor (*suspiro*), hasta los viajes en tren pierden su lirismo.

Por suerte o por desgracia, soy pasajera habitual en renfe, y he podido apreciar cómo el servicio prestado por la empresa va deteriorándose a medida que pasa el tiempo. Para empezar, las huelgas de trabajadores, cada vez más frecuentes. Generalmente se quejan de las condiciones de trabajo y del recorte de personal a consecuencia de las máquinas autoventa. Qué decir tiene que dichas máquinas autoventa, el día que no están estropeadas, disponen de una funcionalidad bastante limitada. Igualmente, haya o no haya máquinas, haya o no haya huelga, la media de espera a cualquier hora para sacar un billete en venta anticipada, es de no menos de treinta minutos. No importa si la estación dispone de veinte ventanillas de venta al público, según lo que parece ser una máxima de Renfe, no más de cinco de ellas están ocupadas por empleados. Dichos trabajadores tampoco se abstendrán de levantarse, pasearse y volverse a sentar entre servicio y servicio. En una ocasión esperé durante más de dos horas para que, al disponerme a pagar, me informasen de que no aceptaban tarjeta de crédito.

Existe también la opción de olvidarte de colas y comprar el billete a través de internet. Además su página es medianamente completa. Incluso tienen la deferencia de informarte de cositas como: Los precios expuestos incluyen los gastos de gestión correspondientes a los trenes de Alta Velocidad y Larga Distancia:
+2,75% para venta a través de Internet y +3,5% para venta en Estaciones.
Me pregunto qué otro medio habrá para comprar un billete de estas características que se corresponda con el precio indicado en la página.

Por otra parte está la puntualidad que, huelga decir, brilla por su ausencia. De los alrededor de 100 trayectos de R-598 que padezco al año, un porcentaje aproximado del 80% sufre retrasos de más de quince minutos con respecto a la hora de llegada a destino. No voy a ser mala, estos datos corresponden únicamente a uno de los trayectos de este tipo de tren; pero, o bien es un hecho regular, o bien me ha tocado la negra con el mío, porque es una constante.

Finalmente, aparte de que los precios suben escandalosamente (como todos), miles de pasajeros se han visto afectados con los recortes inexplicables y sin fundamentar que han experimentado algunos de los títulos de abono que ofertaban. Han suprimido prestaciones argumentando estudios de mercado. Los nuevos abonos no cubren las necesidades de muchos y en la mayoría de los casos, sus condiciones rayan lo absurdo.

En definitiva y como siempre pasa en España: el remero es un incompetente. Y nosotros... monedas de euro con piernas.

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