Este sábado fuimos Warwick y yo al teatro Lope de Vega, uno de esos lugares dignos de ser visitados siempre que la ocasión lo merezca. Este era el caso, pues asistíamos a la adaptación de La Celestina de manos del dramaturgo Alfonso Zurro y la Compañía de teatro clásico de Sevilla.
Tenía muchas ganas de comprobar cómo se había realizado dicha adaptación, puesto que esta novela dramatizada, a caballo entre el mundo medieval y el renacentista, supone numerosas dificultades a la hora de ser llevada a escena.

Al principio tuve mis dudas, ese Calisto -que no Calixto- transformado en un pijo extremadamente amanerado y esa Melibea tan artificial, me dejaron una primera impresión desalentadora. Sin embargo, la escenografía de arcos móviles y luces vidriadas, ayudada de música y coros evocadores, fue insertándonos en un ambiente etéreo. Un caldo de cultivo que tenía como culminación la aparición de Roberto Quintana en el papel principal.

El veterano actor encarnó a una Celestina sin igual, colorida a la par que raída, espectacular en todos los sentidos, una puta vieja que nos condujo a través del asco, la simpatía y, finalmente, la compasión.

En mi opinión fue la estrella de la noche, quien verdaderamente hizo que aquello valiese la pena. Todo esto sin desmerecer los papeles de Alisa (Montse Rueda) y Pleberio (Moncho Sánchez-Diezma), que pusieron el colofón lacrimógeno de esta tragicomedia.

En definitiva, una recomendación absoluta en el caso de que la compañía se acerque por vuestra ciudad.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

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