Te despiertas como cada mañana para ir al trabajo. Aparentemente es un día normal: atascos, prisas, empujones... Te sientas frente al ordenador a las 8:30, una montaña de tareas pendientes sobre tu escritorio, un jefe opresor que sólo sabe quejarse, un becario recien contratado en prácticas que no sabe más que pelotear al quejoso de tu jefe...
Las 11, hora del café. Sales raudo para no tener que encontrarte con ningún compañero. Prefieres alejarte un poco del ambiente de la oficina, es más cómodo desayunar en soledad, con la única compañía de tu fiel diario. Decides tomar un atajo para llegar al bar de siempre, callejear un poco por la tranquilidad de un barrio obrero que a esa hora yace en silencio, deshabitado. Pero de repente, al doblar la esquina ¡Zas!
Aturdido, tardas un instante en darte cuenta de que la mano es una pegatina y el coche en sí un reclamo publicitario.
¡Pizzería Obscure! Dónde podrás disfrutar de una 'terrorífica' cena rodeado de esqueletos, lápidas, telarañas y ¡hasta una fosa!
PS: Prometo probar que tal se cena allí y comentar mi experiencia :/
Creditos de la foto al reportero más dicharachero de captchafobia, Adri.
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