Cuando hace tres años, saliendo de la facultad, me topé con la calle San Fernando destripada y las ruinas romanas a la intemperie, pensé que las controvertidas obras del metro de Sevilla iban viento en popa y que a tiempo para las municipales tendríamos operativa la primera línea de este medio de transporte.

Bien, después de años completos de plazos incumplidos, con la consecuente prolongación de las molestias a la ciudadanía –los turnos de obra cubrían las 24 horas del día, toda la noche con el estruendo de la tuneladora bajo tu ventana- estamos cerca de la inauguración de la primera -y disfuncional hasta la inauguración de las restantes, cuyas obras comienzan a principios de 2009- línea de metro de Sevilla.

Yo pensaba que la tardanza se debía a problemas con ruinas históricas, a las inundaciones del subsuelo y a la ineptitud de nuestro cabildo. Pero no, el ayuntamiento, a través de su web informativa, me ha demostrado que soy una ingenua.



Según Wikipedia, el diámetro ecuatorial del globo es de 12.756,28 km, así que por el módico precio de un pique de metro, el consistorio sevillano te garantiza una vuelta al mundo y dejarte en el trabajo cada mañana en treinta y nueve minutos.

Se ve que las chapuzas son marca de la casa…

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