Pues sí, esta tarde hemos ido a ver Indiana Jones y el Reino de la Calavera del Cristal y desgraciadamente se han cumplido mis peores presagios, George Lucas sólo tiene imaginación para tres buenas películas. Esta vez el maestro Spielberg hizo mal en volver a ficharlo como productor ejecutivo y convirtió una cuarta parte, inesperada pero prometedora, en una paranoia supina a la altura, únicamente, de los episodios I, II y III de La Guerra de las Galaxias.

Si es cierto que el principio ofrece un atisbo de esperanza a una nueva pero clásica aventura de nuestro arqueólogo favorito, poco a poco se va degradando hasta convertirse en una bazofia infumable que finaliza con la última palabra de los créditos. Ni siquiera el magnífico John Williams ha estado a la altura de la calidad que se les presuponía a estos tres eruditos de la gran pantalla, su colaboración en Jarry Petas parece estar haciéndole el efecto nocivo que se esperaba.

No entraré en los detalles que han hecho que empiece a odiar al mayorcísimo Harrison Ford para no ser un spoiler, tan sólo prevendré a todos aquellos fans con sed de aventuras de la sensación de desilusión que os acompañará en el camino de vuelta a casa.

Post scriptum: "No te juntes con Geooooorge, que sólo trae ruiiiiina".

Vía cosecha propia (Nokia 6120)

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