La velocidad y la pericia se lleva en la sangre, y sino que se lo digan a Fernando Alonso, que antes de tener el permiso de conducir ya pilotaba coches a velocidades astronómicas.

He aquí otro ejemplo, se trata de un niñito de corta edad que, emulando a sus héroes de internet es capaz de manejarse con vehículos de su tamaño de esta manera:


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