Un año más dejamos atrás una larga y agotadora "semana" en la que volvemos a demostrar que nuestras creencias están cimentadas en la crueldad y la tortura. Y nuestros principios van de la mano junto a la hipocresía.

Invertimos en ocio, y las ciudades (nuestros políticos) se enriquecen a costa de unas ostentosas imágenes recubiertas de oro y joyas expuestas el resto del año sin ánimo de lucro.

Y mientras maldecimos y sollozamos porque la necesaria lluvia arruina nuestras vacaciones, los seres humanos a los que "acoge" y "protege" nuestra religión siguen muriéndose de hambre.

Dicho popular: "Domingo de ramos, el que no estrena no tiene manos".

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